Nada podrá tomar el lugar de la instrucción cuidadosa y diligente. La enseñanza y la corrección disciplinaria son inseparables. Si usted continúa fiel y constantemente instruyendo y enseñando al niño, él dará alegría a su alma para toda la vida. Padre, ocúpate de ello. Madre, ayuda fielmente.
Cuando un nuevo movimiento o énfasis entra en la iglesia, estamos obligados a probar a los espíritus, ya sean de Dios o de otra fuente. El Espíritu Santo vino para revelarnos a Jesús de modo que Le temamos y obedecemos. Después de todo, la simple prueba es si obedecemos Sus palabras o no.