Dios es un Dios fiel. Por eso podemos confiar en él. Él es el mismo hoy y para siempre. Siempre será constante, firme, verdadero, seguro, y leal. Como hijos suyos, podemos gozar cada día de su fidelidad. Sea cual fuera la circunstancia, él permanece fiel y no nos abandonará.
La certeza de que llegarían a ser realidad las promesas que Dios le había dado; el convencimiento de que los valores de Egipto y los valores del pueblo de Dios eran irreconciliables, y que no sería posible abrigar ambos; el escoger luego el valor que tenía más peso. Esto se llama FE.
La santísima fe es mas que hablar y entender la Biblia. Esa santísima fe no es algo mágico, ni fácil, ni cómodo. Esa fe nos es dada cuando obedecemos la Palabra de Dios y practicamos la voluntad de Dios en nuestra generación.
¿Es una desgracia no saber o no entender el porqué de una circunstancia? ¿Tendrá Dios un propósito para nuestro bien en ocultar las respuestas? Aprendemos la disciplina de callar y reconocer la soberanía de Dios en el valle oscuro de las preguntas sin respuesta.